Algunas de mis amigas imagino que están hartas de oírme hablar de ella, pero es que cuando la probé me enamoré.
Es una toallita de látex que, humedecida, ayuda a retirar los productos de limpieza y mascarillas. Se supone que es el complemento ideal para el sistema de limpieza de Kanebo, pero podéis utilizarla con vuestros productos de limpieza favoritos, sobre todo los que se retiran con agua. Tiene una textura tan suave, que resulta un placer utilizarla.
Viene en una bolsita con autocierre, que conviene guardar para cuando vamos de viaje. Cuando la saques, verás que es muy suave y esponjosa; eso es porque está ligeramente humedecida. Al secarse, no os sorprenda que se endurezca y quede como acartonada. Es normal, con eso se evita que proliferen hongos y microorganismos. Cuando la vayais a utilizar de nuevo, con solo mojarla en agua templada, se ablanda y recupera ese tacto suave.
Su duración es de unos ocho meses, luego empieza a ponerse fea. En mi caso, he ido consiguiendo alargar su vida, con unas sencillas precauciones. Después de cada uso la lavo con jabón (vale con el de las manos). Hay que evitar dejarla en lugares demasiado húmedos. Por eso si no tenéis ventana en el baño dejarla secar en otra habitación, para que no aparezcan hongos. Además de vez en cuando la lavo con un jabón para prendas delicadas, y cuando ya está muy oscura, la meto en la lavadora para que recupere un poco su blancura inicial. Ni se os ocurra utilizar lejía, yo la primera vez cuando fue poniéndose fea la dejé en un barreño de agua con unas gotitas de lejía y aunque quedó blanquísima, a partir de ese día fue rompiéndose.
Cuidado si la dejáis en cualquier sitio, una visita en mi casa, la vió en la jabonera de la ducha, y la utilizó para recoger el agua que había escurrido. Je, je.
Su precio es de 12,80 euros en el Corte Inglés. También podéis comprarla en perfumerías que vendan productos de Kanebo.
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